jueves, 31 de agosto de 2017

Ramón Vinay Sepúlveda, a 106 años de su nacimiento

Lo más probable es que los primeros sonidos que escuchó fueron campesinos o feriantes gritando sus verduras, frutas o artesanías. La casa donde nació el 31 de agosto de 1911, se ubicaba frente a la feria de Chillán.
Su padre, Jean Vinay Robert, llegó a América desde Francia, arribando a México, luego Perú e instalándose finalmente en Chile, en Chillán, donde trabajó como comerciante en monturas y arneses.
Su madre fue doña Rosa Elvira Sepúlveda Lara, costurera, quien quedó a cargo de la familia cuando su esposo, el año 1914, decide viajar a Francia a adquirir maquinarias para su fabrica. Su hijo ya tenía 3 años.
El viaje de negocios cambió bruscamente cuando fue obligado en Europa a sumarse al ejército francés. Era la primera guerra mundial. No antes de 3 años pudo obtener una licencia y, desertando del ejército, regresó a Chillán, encontrándose con la noticia que su esposa había fallecido.
Luego de vender todo, viajó con sus cinco hijos a Francia, donde Ramón Mario Francisco Vinay Sepúlveda terminó sus estudios secundarios. En 1928 se embarcó a México, comenzando en 1930 sus estudios de canto con José Pierson, debutando publicamente en el Teatro de las Bellas Artes de Ciudad de México en 1931, interpretando a Don Alfonso en “La Favorita”.
En 1940 se casa con María de los Angeles Padilla Brondo (mexicana), matrimonio del que nacen Rosita Elvira y Ramón.
Ramón Vinay se presenta en diversos escenarios de México como baritono, hasta que en 1944 hace su debut como tenor interpretando a Otello un 19 de junio de 1944. Al siguiente año, en septiembre, debuta en el New York City Center interpretando a Don José en “Carmen”. Le siguieron presentaciones en México, Italia y en 1948 se presenta en el Teatro Municipal de Santiago, con tal fama que fue transmitida directamente para ser vista por los televidentes en Nueva York. Luego retomó una agenda internacional que lo llevó por grandes escenarios donde cientos y miles de personas disfrutaron de sus cualidades artísticas, siendo su último viaje a Chile el año 1988.
No fue extraño, entonces, que el propio nieto de Wagner llegara a escribir un día a Ramón: “Sin duda nuestro abuelo estuvo pensando en un verdadero héroe al crear a Tristán, y ahora este héroe ha llegado hasta nosotros, llamándose Ramón Vinay”.
En todo este recorrido por escenarios del mundo, entrevistas y reportajes, Vinay siempre dejó claro su amor hacia su cuna natal. Chillán y Chile eran palabras constantes en sus declaraciones. El año 1967, de visita en Chillán, se dirigió a la masa de gente que lo rodeaba diciendo “Queridos chillanejos, hoy me siento no sólo orgulloso de ser chileno, sino también de ser un chillanejo más…. Con todo esto ustedes ratifican, una vez más, que no sólo son capaces de echar la casa por la ventana, sino que también echan la ventana”.
“Y ahora que recuerdo, dicen que por ahí anda un chillanejo que toca el piano y parece que muy bien… Yo me he encontrado por el mundo con Claudio Arrau. Dicen de él que es huraño. Me imagino que un artista como él tiene que tener suma disciplina, por eso no ha podido llegar hasta aquí. Pero hay chillanejos y chillanejos… Claudio Arrau nació en Chillán, pero yo en la Plaza del Mercado de Chillán”.
Su hija, Rosa, recuerda que llevaba a su ciudad natal por todas partes del mundo. En sus viajes, lo acompañaba un trozo de genero con el escudo de Chillán. Dicho escudo junto a la bandera de Chile cubrieron su féretro mientras era velado en Puebla (México) luego que un ataque al corazón le causara la muerte el 4 de enero de 1996, a los 84 años.
En Chile, sus restos recibieron honores en el Teatro Municipal de Santiago y hoy descanzan en el Cementerio Municipal de Chillán.
Su hija Rosita donó a la Municipalidad de Chillán pertenencias de su padre, que son exhibidas en una sala del Teatro Municipal, luego de haber sido restaurados en Houston (EEUU).
Una escuela, una población de Chillán y una plazoleta del mercado llevan hoy el nombre Ramón Vinay. En el lugar donde se ubicaba su casa natal (Arturo Prat 740) un muro soporta una mezquina placa que lo recuerda.
Si, en Chillán aun estamos en deuda con Vinay.

Fuente: Textos publicados en Revista Quinchamalí, bajo la Dirección de Alejandro Witker. Diciembre 2011.

Richard Pincheira Aedo - Director ChillanActivo

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